La naturaleza humana, demanda contar con un entorno social, donde nos podamos sentir cómodos y satisfacer nuestras múltiples necesidades, siendo una de ellas nuestro círculo personal referidos a la interrelación con otras personas.
Tal interrelación, va más allá de nuestro núcleo familiar, y es allí donde entran en juego nuestro círculo de amistades, los cuales los podemos encontrar, desde nuestros vecinos, la escuela, la universidad, en el trabajo o cualquier otro sitio donde hayamos podido coincidir.
En tal sentido, es conveniente precisar ciertos aspectos o factores, que debemos tener en cuenta para identificar a un verdadero amigo, ya que se ha constatado que amistades hay muchas pero amigos de verdad hay muy pocos.
Lo anterior obedece al hecho, que algunas veces, nuestros supuestos amigos se nos acercan de manera interesada y no por convicción o porque les importemos.
Dicho de otra forma, es una forma de hacer una especie de filtro para medir la calidad de nuestros amigos, y precisar aquellas personas que son algo más que simples conocidos y con los cuales podemos llegar a contar a la hora de alguna circunstancia en que requerimos algún apoyo.
Aunado a lo anterior, es preferible tener pocos amigos, pero de gran calidad, en lugar de tener muchas amistades y que sean de dudosa conveniencia, que al menor inconveniente que tengamos en la vida, no podamos recibir aunque sea unas palabras de apoyo.
Tal apoyo, bien puede ser de tipo afectivo, acompañamiento, una voz de aliento e impulso, económico y otros casos de necesidades apremiantes.
En líneas generales, los amigos de verdad nos apoyan, aún cuando las circunstancias no van del todo bien, y no sólo cuando estamos en momentos agradables o festivos.
Cabe destacar que, un verdadero amigo, puede convertirse en una extensión de nuestra propia familia, inclusive puede darse el caso que el amigo cumpla la función de reemplazar u ocupar el espacio de algún familiar, como por ejemplo el de fungir como un hermano mayor.
A continuación le indicaremos, las 5 virtudes que consideramos debe tener un verdadero amigo, con el fin de que abonemos dicha amistad y podamos contar por mucho tiempo con este tipo de amigos en nuestras vidas.
Un Verdadero amigo nos escucha sin emitir juicios
Una de las causas por las que acudimos a un amigo, en muchas ocasiones es porque tenemos ciertos eventos personales, que nos hacen dudar para tomar alguna decisión o algún sentimiento que nos esté perturbando, y es entonces que requerimos de alguien que escuche nuestras inquietudes.
Así que, un amigo de verdad, está dispuesto a escuchar nuestros problemas, siendo su principal regalo el tiempo que nos dedica para que le narremos nuestros problemas, sin ningún tipo de obligaciones y más aún, que nos escuche sin emitir algún comentario o juicio de valor.
Este tipo de apoyos, por parte de los verdaderos amigos, se dan de manera natural y sin buscar alguna recompensa a cambio del mismo. En el caso del hecho de escuchar, una virtud es la de entender el contexto y lo que significa el mensaje que estemos transmitiendo a nuestro amigo.
En el proceso de “escuchar”, el amigo tiene empatía, para hacernos sentir cómodos, y que los estemos confiando realmente le importa, y se siente afectado por nuestra situación, de una manera sincera y sin reproches o reclamos de ningún tipo.
Al momento de que estemos relatando nuestros problemas, el verdadero amigo; pone de lado su propio “yo” o sus experiencias o juicios negativos, y con la mejor atención se dispone a escuchar y que nos podamos sentir realmente que nos toman en cuenta y le importamos.
En síntesis, un amigo de verdad, dejará de lado su ego, sin cometer excesos a la hora de opinar o compartir sus percepciones de la vida, lo que muchas veces puede verse como una crítica que, realmente no busca nuestro bienestar.
Una verdadera amistad no magnifica las discusiones que podamos tener
Como toda relación humana, en algún momento, podemos llegar a estar en medio de una situación incómoda, bien sea por alguna crítica, aunque sea de tipo constructiva o algún comentario errado, que nos haya podido herir de alguna forma.
Tal situación, no es la excepción en el caso de nuestros amigos, ya que somos humanos, y estamos propensos a cometer errores a la hora emitir cualquier comentario que incluso podamos considerar como ofensivo.
Ahora bien, en tales circunstancias, un buen amigo, está en la capacidad de gestionar sus emociones y poner en su justo valor estos episodios cuando se presenten algunas discusiones de poca trascendencia y evitar que se escalen las mismas, evitando males mayores a la relación de amistad.
En otras palabras, este tipo de discusiones, representan exactamente eso: “discutir” y no deben ser consideradas como “peleas” o conflictos de fuerza mayor, por lo que el amigo sopesa la situación versus la situación o el momento y el valor que le otorga a la relación de verdadera amistad.
Y será entonces, cuando el amigo estará en la capacidad de pasar por alto este tipo de eventos o discusiones y darle continuidad a la relación, sin mayores consecuencias para ninguna de las partes.
Por razones obvias, como la discusión es de dos, si nuestro amigo verdadero sabe pasar por alto aquellos episodios sin mayores consecuencias, dicha decisión debe ser recíproca de nuestra parte, y echar en el olvido este tipo de discusiones y seguir adelante.
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Un verdadero amigo, realmente se preocupa por ti
Es fácil estar con alguien en aquellos momentos alegres, de festividades o cualquier circunstancia que no amerite ningún inconveniente o problema, pero ¿qué pasa si se presenta alguna problemática con alguna persona?
Y es cuando, un verdadero amigo, aún cuando se presente alguna circunstancia no ventajosa o problemática para el amigo, toma la decisión de seguir estando a nuestro lado, sin importar las desventajas y ofreciéndonos su acompañamiento y hasta apoyo para lo que necesitemos.
En caso contrario, podemos estar ante la presencia de una falsa amistad que sólo se acerca a nosotros cuando la situación es favorable, y toma comportamientos llenos de hipocresía, con el objetivo de obtener alguna ganancia de algo que le podamos dar.
Siendo que, la persona hipócrita manifestará sentimientos, creencias, opiniones, virtudes y deseos, que realmente no piensa y no siente internamente, y le importa poco que su “amigo” le vaya bien en la vida o se le cumplan todos sus objetivos y metas, en algún ámbito.
El hecho de mantener este tipo de amistad, con el tiempo se nos puede convertir en motivo de algún sufrimiento o de daño emocional por crearnos una falsa expectativa y luego darnos cuenta de este error y caer en una decepción.
Por el contrario, el amigo de verdad, siempre estará pendiente de aquellos problemas que podamos estar padeciendo, y nos hará saber nuestras fortalezas y hasta nos dará el apoyo necesario para solucionar lo que se nos presente en cualquier campo o aspectos de nuestras vidas.
Es lo que podemos llamar, una especie de amor o amistad sin condiciones, y aún cuando no obtenga ninguna ganancia, estará pendiente de nuestro bienestar.
Un verdadero amigo ve virtudes, donde otros sólo ven defectos
Sin lugar a dudas, como humanos que somos, todos cometemos errores, y ninguno de nosotros es perfecto, ni en la parte personal ni en lo profesional, aunque tengamos algunas o muchas virtudes en diferentes campos de la vida.
Y por lo general, la mayoría de las personas, en principio sólo se enfocan en nuestros defectos y actúan en consecuencia, llegando incluso a catalogarse como buenas o malas personas, según sea el caso, de su propio juicio de valor.
Esto sin siquiera tomar en cuenta nuestra virtudes, o sopesar si algunos de tales defectos, puede deberse por algún evento que nos pudiese estar afectando en un determinado momento de nuestras vidas.
Es entonces que, un verdadero amigo; quien tiene una relación más estrecha con nosotros, aun sabiendo nuestros defectos o fallas, aprecia o da mayor valor a las virtudes que tengamos, logrando incluso que las mismas las mejoremos o potenciemos.
O dicho de otra forma, las fallas que tengamos, el amigo de verdad, no le otorga mayor importancia, y puede que, hasta nos ayude a sacarle provecho a tales defectos para convertirlas en una fortaleza interna que nos permita mejorar como personas.
De manera análoga, dicho proceder debe ser correspondido de parte nuestra, y hacerle sentir a nuestro amigo que lo aceptamos y estimamos, tal y como es.
Un verdadero amigo siempre nos acompañará
Sin importar las circunstancias, un verdadero amigo, siempre estará dispuesto para apoyarnos, hasta en el más mínimo detalle, que nos pueda ayudar a mejorar en cualquier aspecto de nuestras vidas.
Es por ello que, un amigo de verdad, nos brindará su apoyo de manera incondicional y sin exigir nada a cambio, y lo más importante nos acompañará en cualquier tipo de circunstancias, tanto las buenas como las malas.
Tales circunstancias, incluso pueden derivarse de la relación entre ambos amigos, luego de algún altercado o discusión, la cual debe simplemente dejar en el olvido, y continuar cultivando una buena y sana relación, que perdure en el tiempo para el beneficios de ambas partes.
Por otra parte, en caso que las circunstancias de la vida, separe físicamente a los amigos, para uno verdadero no importará ni el tiempo ni la distancia, en la calidad o nivel del afecto que se puedan profesar, pudiendo mantenerse intacta la amistad.
Y es que, tu amigo de verdad, siempre te apoyará, sin tener en cuenta donde se encuentre, al menos mediante palabras de apoyo e impulso, las cuales muchas veces son lo que requerimos para salir hacia adelante en medio de alguna dificultad.
No siempre el apoyo, tiene que ser de tipo material, o de índole económica, por lo que con unas simples palabras que apoye nuestra autoestima o nos oriente para tomar una decisión, pueden hacer una gran diferencia y mejorar nuestro bienestar, y esto sólo lo podemos encontrar en la fuente de un buen y verdadero amigo.
Resumiendo
De acuerdo a todo lo anteriormente expuesto, es evidente que, encontrar un verdadero amigo no está limitado al simple hecho de compartir sólo aquellos momentos de agradable acontecer, sino que debemos considerar ciertas premisas, de gran relevancia que nos pueden ahorrar malas experiencias por confiar en personas que no lo merecen.
Y es que, durante toda nuestra vida, llegamos a relacionarnos con miles de personas, en diversos ámbitos, las cuales algunas nos pueden ayudar, en mayor o menor medida, a mejorar como personas, como profesionales y hasta en la parte espiritual.
Incluso, podemos llegar a compartir momentos agradables con muchas personas, donde hayamos tenido una buena conversación, un pasatiempo en común, una reunión laboral, algún estudio o grado académico en particular, o cualquier otro evento, lo cual no nos asegura que estamos ante la presencia ante una persona confiable en la que podamos depositar nuestra amistad sincera y verdadera.
De allí que, son pocas las personas que se mantienen durante todo el tiempo, para ser una especie de guía que nos acompañe en todo momento, para beneficio mutuo en todos los sentidos.
Y aunque, lo anterior son aspectos lógicos y de sentido común que muchas veces tomamos en cuenta para elegir nuestras amistades, no siempre logramos realizar la elección del verdadero que nos convenga tener a nuestro lado por toda nuestra vida.
Rasgos o virtudes que debemos buscar en una verdadera amistad
Sin embargo, los rasgos o virtudes que debemos buscar en un amigo verdadero; que fueron mencionados anteriormente; bien pueden resumirse de la siguiente manera:
- Que sepan escucharnos.
- Que se conviertan en un compañero que perdure en el tiempo a nuestro lado.
- Que practique y actué siempre con sinceridad.
- Que mantenga solidaridad, cuando tengamos malos momentos.
- Que mantenga el respeto en todo momento.
- Confianza en cuanto la confidencialidad de todo aquellos que le podamos decir o entregar.
- Que nos ayuden a superarnos como seres humanos, haciéndonos nuestras fortalezas y debilidades. En otras palabras, que sea capaz de ver en nosotros más allá de los superficial y profundice en nuestras virtudes y defectos.
Como hemos visto, se trata de un conjunto de virtudes que, integradas nos permitirán contar con una persona de gran valor, para beneficios de ambas partes a lo largo de mucho tiempo.
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